Descripción

Llevo cerca de 20 años juntando y coleccionando libros, revistas y mucho material impreso, no ha sido fácil, he tenido que recorrer puestos, locales, tianguis, tiendas y demás en busca de ello.

A partir de mi acceso a internet, me he enterado de la existencia de más material y es el que actualmente me ayuda en su búsqueda y localización.

En este su blog, me encuentro subiendo imágenes de este material con el fin de compartirles lo que he encontrado y lo que aún sigo en su búsqueda.

Si en algún momento algún autor, siente que me encuentro violando sus derechos en el material que expongo o las citas bibliográficas tienen errores, por favor indíquenmelo y procederé a eliminar el material o a corregir las citas bibliográficas.

Email: fernando.jorge.flores16@gmail.com

viernes, 20 de septiembre de 2013

Beat Generation

El término Beat Generation surgió durante una conversación entre Jack Kerouac y John Clellon Holmes en 1948. Hablaban del carácter de otras generaciones, y al recordar el encanto de la Lost Generation (la Generación Perdida), Kerouac dijo: "Ah, la nuestra no es más que una generación vencida [beat]. 
Acaso se trataba, comentaron, de una "generación encontrada'', como a veces la llamaba Kerouac, o de una "generación angélica'', y así probaron otros epítetos. Pero Kerouac cerró la discusión diciendo: Beat Generation -no con el propósito de nombrarla, sino para "desnombrarla''.

A fines de 1952 apareció en el New York Times Magazine el célebre artículo de John Clellon Holmes, "This is the Beat Generation'', que captó la atención del público. Poco después, Kerouac publicó un fragmento anónimo de On the Road, "Jazz of the Beat Generation'', lo que reforzó el carácter poético del término. Esta es, entonces, la historia temprana del nombre Beat Generation.

Herbert Huncke, autor de The Evening Sun Turned Crimson, amigo de Kerouac, Burroughs y otros del círculo literario de los cuarenta, inició al grupo en la jerga entonces conocida como hip lenguage.

En ese contexto, la palabra beat es un término "subterráneo'' ("subcultural''), una expresión que se empleaba con bastante frecuencia en Times Square: "Hermano, estoy acabado (I'm beat)'', lo que significaba, sin dinero, sin un lugar donde quedarse. También podía hacer referencia a aquellos "que caminaron toda la noche con los zapatos llenos de sangre, por los muelles repletos de nieve, esperando a que en East River se abriera una puerta a un cuarto "saturado de vapor y de opio'' (Allen Ginsberg, Howl). O podía usarse en forma coloquial: "¿Te gustaría ir al zoológico en el Bronx?'' "No, hombre, estoy cansadísimo [beat], me desvelé anoche.''

Entonces, en el habla de la calle el significado original de beat era exhausto, en el fondo del mundo, averiguar, echar ojo, desvelado, despierto, avispado, rechazado por la sociedad, solitario, armado con una tremenda sabiduría callejera, listo. Al mismo tiempo, implicaba cosas como acabado, completo, en la noche oscura del alma o en la nube del no saber. Podía significar también "abierto'', en el sentido whitmaniano de "apertura a la humildad''.[...]

Un tercer significado de beat fue enunciado públicamente por Kerouac en 1959, para corregir el abuso del término en los medios de comunicación, donde se empleaba con las connotaciones de ``totalmente vencido'', ``fracasado'', o en el sentido de "ritmo'' (como en the beat goes on). En varias entrevistas y charlas, Kerouac intentó mostrar el sentido correcto de beat, al sugerir su relación con palabras como "beatitud'' y "beatífico'' -la derrota u oscuridad necesarias, precedentes a la apertura a la luz y la supresión del ego que conducen a la iluminación religiosa.

Una cuarta definición se encuentra en el uso de la frase Beat Generation para designar a un movimiento literario, es decir, a un grupo de amigos que desde mediados de los años cuarenta habían trabajado juntos escribiendo poesía y prosa, y que compartían una idea de cultura -hasta que el término se volvió popular a nivel nacional en Norteamérica a fines de los años cincuenta. El grupo inicial estaba formado por Jack Kerouac, Neal Cassady (el prototipo del héroe en On the Road), William Burroughs, Herbert Huncke, John Clellon Holmes (autor de Go, The Horn y otros libros) y yo. Conocimos a Carl Solomon y Philip Lamantia en 1948, a Gregory Corso en 1950, y nos encontramos por primera vez con Lawrence Ferlinghetti y Peter Orlovsky en 1954.

A mediados de los años cincuenta, este pequeño círculo creció con la incorporación de otros escritores con quienes compartíamos maneras de pensar, estilos literarios o perspectivas planetarias. Llegaron a San Francisco Michael McClure, Gary Snyder, Philip Whalen y, hacia 1958, algunos otros poetas, muy fuertes pero menos conocidos, como Bob Kaufman, Jack Micheline y Ray Bremser, junto con el poeta negro más afamado: LeRoy Jones. Todos aceptamos el término beat en algún momento, con humor o seriamente, pero siempre con simpatía. En 1959 fuimos incluidos en la revista Life, en una crónica de Paul O'Neil acerca del estilo de vida, las costumbres y la literatura de los beats, y en el New York Post Alfred Aronowitz publicó en doce partes la serie titulada ``The Beat Generation''.

Hacia la mitad de los cincuenta, lazos de confianza e intereses mutuos nos unieron con Frank O'Hara y Kenneth Koch, Robert Creeley y otros alumnos de Black Mountain College, en Carolina del Norte. Dentro de ese círculo literario, Kerouac, Whalen, Snyder, Lew Welch, Diana di Prima, Joanne Kyger, Orlovsky y yo nos interesábamos por la meditación y el budismo. (Para una discusión sobre la relación entre el budismo y la Generación Beat, véase la investigación sobre la evolución del budismo en América, How the Swans Came to the Lake, de Rick Fields.)

Un quinto significado de Beat Generation tiene que ver con la amplia influencia literaria y las actividades artísticas de una serie de poetas, directores de cine, pintores, escritores y novelistas que por entonces colaboraban en antologías, editoriales, películas independientes y otros medios. Estos grupos revitalizaron la larga tradición de la bohemia cultural en Norteamérica. Entre los personajes más importantes figuraban: en cine y fotografía, Robert Frank y Alfred Leslie; en música, David Amram; en pintura, Larry Rivers; en poesía y edición, Cid Corman, Jonathan Williams, Don Allen, Barney Rosset, Lawrence Ferlinghetti. Esta energía se desbordó hacia los movimientos juveniles, cuya actividad aumentaba en esos días, y fue absorbida por la cultura de masas y por la clase media hacia fines de los cincuenta y principios de los sesenta.

Algunos ideales del movimiento artístico original se pueden encontrar en los primeros escritos de sus poetas, mientras que el interés intergeneracional se renueva década tras década, atraído por algunos asuntos recurrentes: una curiosidad por la naturaleza de la conciencia, orientada a la comprensión del pensamiento oriental, a prácticas de meditación, al arte como manifestación de las texturas de la conciencia y a la liberación espiritual. Estas preocupaciones derivaron hacia la liberación sexual, particularmente homosexual, que históricamente actuó como catalizador en los movimientos de liberación de la mujer y de los negros. La exploración de las texturas de la conciencia condujo hacia una visión tolerante y no-teísta, y por lo tanto, a un antifascismo cósmico, a un acercamiento pacífico a la política, al multiculturalismo, a la absorción de la cultura negra[...]

Nuestro interés por las sustancias psicodélicas como herramientas de conocimiento, particularmente la marihuana, los hongos y el ácido lisérgico, nos permitió sostener una actitud más realista hacia las leyes antidrogas, y nos dio la convicción de que el tabaco y el alcohol eran más destructivos que el resto de las drogas, con excepción de la cocaína.[...]

Pienso que las generaciones más jóvenes han sido atraídas por la exuberancia, el optimismo libertario, el humor erótico, la sinceridad, la energía sostenida, la invención y la solidaridad entre poetas y cantantes, de Burroughs y Dylan Thomas a los jóvenes Beck o Geoffrey Manaugh. Tenemos un gran trabajo por delante, y lo estamos realizando, en una tentativa por rescatar el espíritu de América.


Fragmento del Prólogo a The Beat Book, editado por Anne Waldman y Andrew Schelling.

http://caffix.org/psyc4.htm
Dos años sin Burroughs

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